Es antioxidante, antimicrobiano y, en estudios bastante primarios, antitumoral, antiséptico y también se la considera una planta tónica y digestiva.
El orégano, en forma de té, ha sido utilizado como un auxiliar en el tratamiento de la tos. Los antiguos griegos y los romanos conocían las virtudes del orégano y lo utilizaban en la cura de los trastornos nerviosos y en los casos de menstruaciones dolorosas, retención de líquidos, conjuntivitis, contusiones y dolores articulares. En la Edad Media, se le añadió otra virtud más como activador del funcionamiento del hígado. El orégano es un estimulante del estómago y muy indicado cuando hay pérdida del apetito, digestión laboriosa y flato. Igualmente, es carminativo, antiespasmódico, expectorante (especialmente en los casos crónicos de bronquios y en el asma). antiséptico, diurético y sudorífico, ayudando a eliminar las toxinas del organismo. Es un buen tónico se emplea mucho en los casos de anemia. El orégano es, de hecho, una de las plantas más eficaces para combatir insomnio, estrés, excitaciones febriles y agotamiento nervioso. Además, en su uso externo, alivia notablemente los dolores reumáticos y articulares, tanto agudos como crónicos e inclusive se utiliza en preparaciones para combatir la celulitis.
Aquí se utiliza principalmente para aliñar aceitunas, también la utilizamos en la cocina para aderezar ensaladas y como complemento a las pizzas.
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